¿Cuál es la Tarea del Analista?

Por Jaique Mario Emilio Larrea

Resumen

Así como llevamos la crítica de las posiciones dualistas y monistas al debate por el objeto de estudio en psicoanálisis, ahora nos toca llamar la atención sobre un punto igual de importante: ¿Cuál es la tarea del analista? Es notable que pese al reconocimiento de las condiciones de existencia de su objeto de estudio, el ejercicio de su tarea sigue sin ser esclarecido y consensuado.

Tales discordancias entre la metodologia de una practica y la fenomenologia de un objeto de estudio, delatan siempre  la raíz de un problema epistemológico. En este trabajo veremos cómo enfrentar tales obstáculos en los casos en que se extreman dos posiciones consideradas falsamente contrarias: empirismo y racionalismo.

Objetivos

  • Diferencias entre epistemología y gnoseología
  • Introducir el problema del dualismo y el monismo en la tarea analítica
  • Analizar las diferencias entre las dos perspectivas de la asociación libre

Introducción

Dentro del ámbito de las ciencias humanas la definición de epistemología se suele confundir con la de gnoseología. Para posicionarnos al respecto, decidimos hacer hincapié en la traducción de  episteme por “saber científico”en tanto método, fundamento, y validez de una investigacion cientifica-, mientras que para gnosis utilizaremos “conocimiento”aunque también abarca los conceptos de doctrina, razonamiento o discurso-.

Consideramos importante indicar esta diferencia para los casos en que la gnoseología deviene en psicologismo, antesala de la sustitución de una visión colectiva del conocimiento por una individualista. Al obstáculo del psicologismo, le sumemos el biologicista, ya que cuando se reduce el conocimiento al rango de una funcion individual, se suele reducirlo a su vez al funcionamiento de los órganos del cuerpo.

Encontramos esta falsa supremacia de las funciones individuales del conocimiento tanto en autores de la posición racionalista como empirista, dado que ambos reproducen la posición dualista de mente y cuerpo -vease la posicion dualista de Rene Descartes (racionalista) y John Locke (empirista)-. Es por eso que nuestra propuesta aspira a la unificación del dualismo «mente-cuerpo» en una postura monista, la cual nos permitira distinguir con mas precision en que consiste la tarea del analista.

No es solo el individuo el que conoce la realidad solamente, es una comunidad entera la que se esta realizando como sujeto del razonamiento y donde el conocimiento y la realidad dependen más de la tarea que se ejecuta que de los individuos que la ejercen. Ningún progreso es posible si no es a consecuencia de estos consensos y del establecimiento de principios claros y precisos.

1)¿Qué es la Epistemología?

En español puede proponerse lo siguiente: usar ‘gnoseología’ para designar la teoría del conocimiento en cualquiera de sus formas, y ‘epistemología’ para designar la teoría del conocimiento cuando el objeto de ésta son principalmente las ciencias.

“Diccionario de Filosofía”, Ferrater Mora
Definición de Gnoseología

Cuando el objeto es la ciencia y no el conocimiento, eso significa que el estudio del conocimiento depende más de la posición que asumimos frente a el –en este caso, la posición científica- que el objeto en sí mismo. Y pese que la gnoseología estudie lo mismo que estudia la epistemología –el conocimiento en tanto tal-,  al abordarlo desde la perspectiva de las facultades de conocimiento individual, termina por desechar el rasgo de convención inherente al conocimiento cientifico -tema principal de la epistemologia-.

Mientras que una estudia la naturaleza del conocimiento en tanto tal, la otra aborda el estudio de la cientificidad de ese conocimiento –lo que llamamos un saber-. Con esto no negamos el alcance de la gnoseología, sino que más bien tratamos de demarcarlo, para no confundirlo con la definición de epistemología en lo que sigue.

“La epistemología y la ética, como disciplinas filosóficas, tienen un origen común en los inicios de la filosofía griega, como ramas de un mismo árbol podemos decir, aludiendo a la metáfora clásica. Luego la tradición se ocupó de separarlas bajo distintos intereses, poniendo en evidencia una tensión indisoluble entre teoría y práctica.”

“Pensar la Ciencia Hoy”, Cristina Ambrosini y Gastón Beraldi
Prologo

En este sentido la epistemología, más que relacionada con el conocimiento individual, está relacionada con la posición ética que debe asumirse frente al saber, independientemente de quien sea el individuo o cual sea el objeto que se estudia. Esto implica entonces que todo abordaje epistemológico es inseparable de su aspecto ético -no mutilar la teoría o la práctica-.

Los que en cambio sostienen que la ética está separada de la episteme, suelen basar su ética sobre fundamentos vacíos (empirismo extremo), o su epistemología termina por fundar prácticas estériles (racionalismo extremo). Es preciso recordar que en el estudio del saber, ambas están implicadas:

– La fertilidad de una práctica no está separada de la teoría que la produce

– La plenitud de una teoría depende de su capacidad para producir una práctica.

Creemos que este breve comentario sobre la episteme bastara para indicar en lo que sigue, como se concibe la tarea del analista, desde la perspectiva dualista y monista.

A) Las consecuencias del dualismo en la tarea del analista

En nuestra actualidad el debate psicoanalítico se encuentra gobernado por el dualismo cuerpo-mente. Es un debate que dista de ser contemporáneo, y que estanca a los analistas en la eterna lucha a puro prestigio de dualistas contra dualistas.

Aunque el dualismo «mente-cuerpo» podría ser la chispa de un debate muy candente, la cuestión se cree zanjada tanto del lado de los empiristas como de los racionalistas. Es en la falta de consenso sobre la regla de la asociación libre, que entonces los analistas han tenido que recurrir a “premisas artificiales” -frases hechas, monsergas, estribillos sin sentido, esloganes…- sobre como ejecutarla. Es en la ausencia de debates que estas premisas se terminan por imponer a falta de mejores. Veamos dos ejemplos:

  • O se le comunica al paciente la exigencia de decir cualquier cosa, lo primero que se le venga a la mente (Asociación Libre Empírica Extrema)
  • O se relativiza el sentido de todo lo que se diga, por que nada tiene sentido (Asociación Libre Racionalista Extrema)

Ninguna de estas premisas logra establecer en qué sentido se deberia orientar la práctica, y por eso las consideramos falsas o absurdas, por que no modifican en lo abstoluto la realidad de la experiencia analitica. Sabemos que de la pura experiencia es imposible lograr demarcar un objeto de estudio y desde la pura razon solo logramos que la experiencia quede completamente vaciada de sentido. Por eso, lo importante aqui es ver como ambas posiciones se solapan en realidad en el mismo error:

Entre cualquier o ningún sentido, nos conformaríamos con que el psicoanálisis sepa encontrar al menos uno. Si se desconoce el sentido en que nuestra practica trabaja, entonces difícilmente sepamos distinguir si es o no fecunda.

Si bien la premisa del extremo empirismo esta sostenida en los dichos de Freud sobre la asociación libre, ¿Hace falta aclarar el grado de degradacion que han sufrido tales dichos, cuando se los ha reducido a la categoria de mantras? Y en cuanto a la premisa del racionalismo extremo, que se basa en la definición «a secas» del significante de Lacan ¿Cual es el sentido practico de que el significante, en tanto tal, no signifique nada, sino es para llamar a ese sujeto que responda de su presencia por relacion a otro significante?¿Acaso no se teje ahi la significacion absoluta a la que su neurosis ha quedado fijado? Y sin embargo, los analistas sostienen que: o uno dice lo que quiere, o ya nada tiene importancia decirse. Como bien señalo el maestro, ambas posiciones vendrian a ser la misma.

En consecuencia, los psicoanalistas se dividen en dos grupos: entre quienes realizan investigaciones que no tienen ningún asidero práctico más que el de acumular prestigio personal a través de aportes teóricos ocasionales -y desconectados de todo programa de investigacion-, y quienes en su práctica desestiman absoutamente cualquier intento de formalización para así ocultar las formas de ritualizacion de su clinica, que no permiten contrastar ninguno de los efectos terapéuticos -esporádicos y harto enigmáticos- que se jactan de conseguir.

Por más verdad que sea la importancia de estudiar y ejecutar, no es menos verdad que deban compaginarse la una a la otra.

Sin embargo, y a pesar de todos estos argumentos, cualquiera que sea el dualista les asegurara que su teoría es lo suficientemente plena o que su práctica es lo bastante fecunda. Y en caso contrario, si fuerzan las resistencias, probablemente encuentren tales denegaciones:

  • O les dirán que les “falta lectura”, cuando en realidad no saben justificar sus fundamentos
  • O les dirán que les “falta analizarse”, cuando en realidad es su práctica la que resulta estéril.

No hace falta haber trabajado con paranoicos u obsesivos para darse cuenta que lo reprimido siempre vuelve al mismo lugar de donde fue desalojado -ya sea en la realidad o en el dialogo-. Hasta podríamos decir que lo que caracteriza las presentaciones teoricas o la práctica de la clinica del analista dualista – sea empírico o sea racionalista – es la falta de demostración o comprobacion de la que adolecen sus “premisas” y sus “conclusiones”: no saben explicarles ni los por qué de sus premisas ni el cómo de sus conclusiones. Enorgullecerse  de los efectos de una practica no es parámetro de éxito, sobre todo cuando sus causas se sostienen en prejuicios y sus conclusiones en juegos de palabras.

Todo esto nos lleva a cuestionarnos ¿Cómo saber que esas conclusiones responden a esas premisas? Aceptando la unificación metodológica de la ciencia moderna, que no es ni puramente teórica, ni tampoco práctica a secas:

 “Nuestro enfoque pretende restituir esta alianza sin que por eso la tensión sea disuelta, sino antes bien, en vez de separarlas y excluirlas disyuntivamente, podamos pensar en tensión y conjuntivamente desde parámetros éticos la producción de conocimientos científicos.”

“Pensar la Ciencia Hoy”, Cristina Ambrosini y Gastón Beraldi
Prologo

B) Monista en la Práctica pero Dualista en la Teoría

“De allí el significado que le damos a esta doble pertenencia de la ética y la epistemología en la conformación de un ethos, de un carácter, de un modo de ver el mundo que preserve los logros de quienes nos precedieron pero que atienda, a la vez, a las demandas de cambio. Esta tensión entre la conservación y la innovación atraviesa esta presentación de la epistemología, para poder pensar la ciencia, hoy”

“Pensar la Ciencia Hoy”, Cristina Ambrosini y Gastón Beraldi,
Prologo

En esta tensión entre la conservación y la innovación es que encontramos a las posiciones dualistas estancadas en una falta de tensión. Por un lado, la teoría se convierte en aquello que hay que conservar, pero que no sirve para absolutamente nada -nada más que para perpetuarse a sí misma-, y por el otro, la práctica se convierte en aquello en lo que hay que innovar pero que nadie sabe explicar como –a nadie, más que a sí mismo-.

Si pudiéramos determinar qué es lo que tuviéramos que conservar, quizás podríamos tener alguna indicación sobre cómo innovar.

Por consiguiente, es necesario proponer una mirada sobre lo que fue el ethos en que Freud condujo sus primeros hallazgos en el nacimiento de su clínica. Si bien esta ya se venía ejerciendo antes de que se produzca la intelección de su hallazgo, el testimonio del paciente ya estaba ahí a la espera para ser encontrado.

Así fue como esta paciente observación del testimonio llevo a Freud a descubrir un mundo de fenómenos que hasta entonces habían sido ignorados por la ciencia moderna: los sueños por su carácter “místico”, los chistes por su carácter “absurdo”, y los lapsus y actos fallidos por su carácter “accidental” y “contingente”. Hasta aquí, la observación de Freud es monista, porque reconocía que estos fenómenos solamente tienen su asidero en una estructura de lenguaje.

El psicoanálisis se encontraba en el umbral de formalización de una nueva experiencia, habilitada por el rigor epistemológico de no mutilar al objeto -el testimonio del paciente- y cuidarse de presentarlo a través de una jerarquización de sus aspectos -es decir, de conceptos teóricos impuestos-. Sin embargo, fue la segunda tópica freudiana la que estableció como principio fundamental a la dualidad de la pulsión, relegando a un segundo plano al monismo del inconsciente y desviando la investigación del mismo como un hecho de lenguaje.

En esta nueva tópica, el inconsciente es reducido a ser la hendidura del yo. En tanto organismo y función de síntesis, el concepto de yo hace que se pierda la referencia a la estructura del lenguaje, por dos razones:

  • Nunca se continuó la vía del inconsciente freudiano como estructura de lenguaje hasta Lacan
  • Se redujo la estructura linguistica del inconciente a los conceptos de la tradiccion asociacionista, representación-cosa para el proceso primario y representación-palabra para el proceso secundario.

Como tal sistema coincide más con su “Proyecto de una Psicología para Neurólogos” que sus textos sobre las fallas del lenguaje –“La Interpretación de los Sueños”, “El Chiste y su relación con el Inconsciente” y “Psicopatología de la Vida Cotidiana”-, no podemos negar que desde siempre encontramos este pensamiento dualista en cualquiera de los textos de Freud.

El gran problema de la teoría freudiana es que su innovación no tenía forma de ser conservada en la legalidad que ella misma había fundado. Freud partió del inconsciente como un hecho del lenguaje aun antes de que fuera formalizada su estructura por Saussure, es por eso que sucumbió a estructurarlo con la tradición asociacionista que lo precedía (por eso Freud habla de representación y afecto).

Por ese motivo, señalamos que a pesar de todo, es la práctica freudiana la que debemos rescatar de su desfasaje respecto de la teoría que produjo para sustentarse. Esta es la deuda que tenían los analistas de la tercera generación y que anuncia Lacan al principio de su texto «Mas alla del principio de realidad».

C) Monismo Analítico: «La Tarea del Analista«

Esto nos permite aseverar que de su práctica, Freud solo buscaba que esos accidentes o fallas del lenguaje no fueran mutilados, sino restituidos al relato ¿Con que finalidad? La de liberar al paciente de las cadenas del relato censurado –verdadero sentido de la asociación libre, que unifica ambas propuestas, y propone cual es el sentido buscado, es decir, lo censurado-.

Pero para conducir a dicha censura a su liberación, es preciso seguir una serie de principios metodológicos, y es aquí donde Freud fracasa en producir una teoría a la altura de su práctica –en consecuencia, realiza un camino del que es incapaz hacernos un mapa-.

Como ya desarrollamos en nuestro anterior trabajo sobre “El Objeto de la Lingüística”, aquello que descubre Freud debe ser interpretado desde la perspectiva de la lingüística. ¿Por qué? Porque si lo que descubre es que cuando se habla se dice más o menos de lo que se quiere decir, eso es porque la estructura del lenguaje es determinante en los actos del habla.

No por nada introducimos primero la cuestión sobre la epistemología y la ética. Si nuestra teoría se encuentra en desfasaje con la práctica, no importa que tan bien se defina al inconsciente si al fin y al cabo no se sabe trabajar con él. Es decir, no solo respecto a la materialidad de nuestro objeto de estudio deberíamos posicionarnos desde una perspectiva monista, sino que también en las tareas que llevamos a cabo deberíamos unificar tanto la práctica como la teoría.

Pero claro, recuperar el sentido de que el inconsciente es un hecho de lenguaje, depende más de su ejecución2 que de su definición3. Podremos notar que ningún lacaniano osaría discutir el axioma de que “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”, y sin embargo, dudamos de que su práctica se estructure de forma acorde a este axioma.

Si la tarea del analista es liberar al paciente de las cadenas del relato, resta ahora continuar por exponerles cada uno de los principios metodológicos que rigen la asociación libre en psicoanálisis.

Bibliografía

Pensar la Ciencia Hoy, Cristina Ambrosini y Gastón Beraldi

Estudios de Historia del Pensamiento Científico, Alexandre Koyre

Diccionario de Filosofía, Ferrater Mora

Notas al Pie

  1. El autor hace referencia a lo que en el Órganon de Aristóteles podemos encontrar como petición de principio, y consiste precisamente en presentar un argumento que no tiene demostración y cuya conclusión no es más que la premisa misma.
  2. Ejecución: Practica con Teoría
  3. Definición: Teoría sin Practica
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