Fragmento Significativo: Las Rupturas de las Interrelaciones Humanas (parte 4)

Introducción

Aquello que comenzó siendo un concepto nombrado por única vez, termino siendo la clave para hacer de referencia a toda una serie de fenómenos de la experiencia analítica -residuos, borrados, accidentes, interrupciones, contradicciones, simbolismos, denegaciones, detalles… en fin, fragmentos significativos-.

Y a todos estos fragmentos los hemos estudiado desde la estructura del signo tal como es presentada por la semiótica de Peirce, y de acuerdo a los correlatos del signo y su división. Dado que pese a estar fragmentados seguían teniendo estructura de signo, realizamos el mismo razonamiento que hizo Freud respecto a la conciencia, y decidimos no negarle realidad a un signo solo por ser negado o incomprendido.

Esto nos llevo a dividir este ensayo en 4 partes:

Los Correlatos Fallidos: los accidentes, las interrupciones y las contradicciones

La Interacción Analítica: los procedimientos analíticos y las estratificaciones del material

Las Divisiones Semióticas: en el sueño, en el chiste, en los lapsus

La Ontología de la Ruptura: real, imaginaria y simbólica

Esta cuarta parte esta dedicada a la formalización algebraica de RSI que supone un código con el cual podremos cifrar; por un lado los procedimientos analíticos: revelación, rememoración y reelaboracion; y por el otro, el material de las sesiones: interrupciones, resistencias, denegaciones, simbolismos, represiones, contradicciones, accidentes y repeticiones.

Del mismo modo que lo aclaramos en la primera parte de este ensayo, las relaciones que hacemos entre la teoría semiótica de Peirce y la teoría analítica es estrictamente contingente y esta lejos de ser una comparación absoluta.

Habiendo ya comparado entonces los correlatos y las divisiones, pasemos a analizar el modo en que Lacan se sirve del modelo matematico de la unidad trinitaria del signo en Peirce para fundar la codificación de los tres registros de la realidad humana: lo real, lo imaginario y lo simbólico.

Realidad -vale la pena mencionarlo- circunscripta a los limites de la experiencia analítica, limitada por sus procedimientos y la exposición de su material. Corre bajo el riesgo de cada quien el utilizar esta codificación fuera de esta experiencia, y no podemos garantizar ninguno de los resultados que se produzcan por fuera de la situación experimental del análisis.

1) RSI: Codificación de la Experiencia Analítica

«En efecto, creo que el retorno a los textos freudianos que han constituido el objeto de mi enseñanza desde hace dos años, nos ha dado la idea cada vez más segura de que no hay aprehensión más total de la realidad humana que la que está constituida por la experiencia freudiana, y que no podemos impedirnos retornar a las fuentes y aprehender esos textos verdaderamente en todos los sentidos del término. Uno no puede impedirse pensar que la teoría del psicoanálisis (y al mismo tiempo la técnica, las que no forman sino una sola y misma cosa) no haya sufrido una especie de estrechamiento, y a decir verdad, de degradación. Es que, en efecto, no es fácil mantenerse en el nivel de una plenitud así.»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.2
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

El estrechamiento y la degradación obedecen a consecuencias directas de la falta de conformación de un objeto de estudio. Una ciencia solo puede desarrollarse de forma plena, cuando hay un consenso sobre este objeto. En este sentido no decimos que no haya que discutir cada tanto la ontología de este objeto para aproximarnos aun mas a su forma y evitar ser estrechos de análisis, y asi realizar observaciones mas precisas que no degraden la información obtenida.

Si volvemos a un punto historicamente anterior a la conformación de este objeto, -por ejemplo, a la tradición asociacionista, que es un contexto prefreudiano-, toda la enseñanza de Lacan se nos vuelve automáticamente incomprensible, por que se basa en lo que representa la revolucion mas importante del psicoanálisis: el método freudiano.

Sin embargo, y dado el contexto político que nos toca vivir a los analistas, no podemos dejar de evidenciar el rechazo a este metodo y que se traduce en dos frases muy repetidas como eslogan:

  • No se puede entender Lacan sin Freud
  • Lacan no tiene nada que ver con Freud

En vez de personalizar los debates, lo que queremos proponer es que se debería comenzar a discutir las ideas. Ninguna de estas propuestas representa realmente una investigación seria para el campo psicoanalítico. Desde luego, no negamos el papel de fundadores que Freud y Lacan tienen en el psicoanálisis, habiendo uno desarrollado una técnica para la neurosis y el otro una técnica para la psicosis.

Pero para 1953, fecha de este texto, estamos relativamente lejos de las aportaciones lacanianas a la técnica para la psicosis, y mas cerca de la formalizacion de la tecnica para la neurosis. En este texto tenemos el primer esbozo de una formalización matematizada de los conceptos que conforman los escritos técnicos de Freud a partir de lo que Lacan llamo los 3 registros de la realidad humana:

Registro de la Realidad HumanaProcedimientos TécnicosEstratificación del Material
ImaginarioRevelaciónResistencia
SimbólicoRememoraciónRepresión
RealReelaboraciónRepetición

«De suerte que, en suma, quizá haré incidentalmente una breve alusión al respecto, pero trataré sobre todo, muy simplemente, de decir algunas palabras sobre lo que quiere decir la posición de tal problema; sobre lo que quiere decir la confrontación de esos tres registros que son precisamente los registros esenciales de la realidad humana, registros muy distintos y que se llaman: lo simbólico, lo imaginario y lo real.»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.3
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

Estos registros esenciales de la realidad humana, no son mas que la «codificación» que aporta el analista para la escritura y lectura de los casos. Se parten de 3 registros que divididen los fenómenos de nuestra experiencia –represión, resistencia y repetición– y que además fundan los procedimientos técnicos –rememoración, revelación y reelaboración– que rigen nuestro quehacer analítico. Si bien estos procedimientos y fenómenos tienen una explicación de porque llevan esos nombres y no otros, los registros en cambio son la única hipótesis que no se puede demostrar, por que real, imaginario y simbólico son nombres inaugurales que damos a determinados momentos de nuestra experiencia, y por lo tanto, caen bajo el carácter de ser completamente arbitrarios.

Podrían llevar otros nombres y eso no modificaría en nada el orden de procedimientos y de fenómenos. Lo que queremos dar a entender, es que con la codificación de los registros, Lacan permite llevar a una formalización transmisible de la técnica freudiana. Saber ante que registro de la realidad humana nos enfrentamos permite distinguir un momento de resistencia de una repetición, o un momento en el que hace falta reelaborar de otro en el que hace falta revelar.

Pero para comenzar a leer adecuadamente estos momentos, es preciso que el analista conozca los registros de Lacan. Ahora bien, ¿Qué es lo que codifican entonces estos registros? ¿Cómo saber cual es el modo en que hay que codificar esos datos de la realidad humana?

2) RSI: Primeridad, Segundidad y Terceridad

«Nada puede comprenderse de la técnica y la experiencia freudianas sin estos tres sistemas de referencia. Cuando se emplean estas distinciones muchas dificultades se justifican y aclaran. Sucede así con los puntos incomprensibles que la señorita Gélinier señaló el otro día en el texto de Melanie Klein. Cuando se intenta elaborar una experiencia lo que cuenta no es tanto lo que se comprende como lo que no se comprende.»

(Jacques Lacan, 24 de Febrero de 1954
Seminario 1, Clase 7)

Traemos una cita, de las muchas que van a encontrar en el Seminario 1, respecto al papel que tienen los tres registros como «sistemas de referencia» o «modelos matemáticos». Dado que el estudio de cada uno de los modelos de Lacan es una investigacion bastante extensa, nos conformamos con partir de la base, es decir, utilizar tales modelos para una codificación de los aspectos universales en los fenómenos particulares de la experiencia analítica.

«Como señaló muy claramente en su pregunta la Sra. Aubry, son puntos de unión, puntos de ruptura, crestas que se sitúan entre las diferentes áreas en que se extiende la relación interhumana: lo real, lo simbólico, lo imaginario.»

(Jacques Lacan, 7 de Julio de 1954
Seminario 1, Clase 22)

Si tal universalización es posible depende de que tan relativizable sean nuestros conceptos. Como un fragmento significativo es una «ruptura» en el relato que el psicoanálisis tiene como labor detectar, no le vendría mal a los analistas conocer los tres registros en los que toda relacion interhumana se estructura.

Es decir, los tres registros capturan momentos de ruptura en la relacion interhumana. Tales momentos de ruptura, propusimos la hipótesis de trabajarlos con los nombres de interrupciones, contradicciones y accidentes de un relato, dado que esto permite establecer los lugares en los que una intervención podría hacerse:

  • En el lugar de la primeridad tenemos al accidente en tanto tal, sea después este una interrupción o una contradicción. Cuando hablamos de accidente del relato, nos referimos en un amplio sentidos a los «equivocos del discurso» en tanto tal, pero mas especificamente hablando tambien, podemos utilizarlos para referirnos a los accidentes del destino humano. Es por eso que cuando la posibilidad que representa el accidente se actualiza, es necesario avanzar al siguiente nivel ontológico para desarrollar su explicacion.
  • En el lugar de la segundidad tenemos la interrupción, es decir, la actualizacion del accidente que se produce en presencia de un otro. Es por eso que la interrupción es una entidad secundaria respecto al accidente mismo, dado que es su actualización. Aun en los casos de las interrupciones del relato que se producen cuando se esta solo y se pierde el «hilo de las ideas», frente a dicho accidente se calla ante uno mismo, como si en ese momento uno fuera otro.
  • En el lugar de la terceridad tenemos la contradicción, es decir, la relacion entre el accidente como posibilidad en tanto tal y su existencia actualizada como interrupción. No es descabellado suponer que uno se interrumpe para no contradecirse. Después de todo, no es lo mismo no tener nada para decir, que estar a punto de decir algo y decidir mejor no hacerlo. Es por eso que consideramos solo las interrupciones del relato en este ultimo sentido, dado que es el único caso de interrupción en el que hemos podido comprobar el encubrimiento de una contradicción.

Sin esta contradicción no podemos fiarnos de la relacion establecida entre el accidente y la interrupción, y sin esta relacion, nos quedamos sin los medios de expresión para hablar del sentido de estos fenómenos.

«Sin duda, no gratuitamente, son tres. Debe allí existir una ley mínima que la geometría no hace sino encarnar: a saber, que si desprenden en el plano de lo real una aleta que se introduce en una tercera dimensión, ustedes no podrán hacer nada sólido sin, por lo menos, otras dos aletas.»

(Jacques Lacan, 30 de Junio de 1954
Seminario 1, Clase 21)

Como lo recordábamos en nuestra nota sobre el signo, la triada es un modelo matemático que se construye a partir de lo postulado por el teorema de Pitágoras o la serie de Fibonacci, y es que una tercera cosa se obtiene como la suma de dos anteriores.

A) La Interaccion Significativamente Fragmentada: «La Primeridad de lo Real»

«Una cosa ante todo, que es evidentemente sorprendente, y que no podría escapársenos; a saber que hay, en el análisis, toda una parte de real en nuestros sujetos, precisamente, que se nos escapa; que no se le escapaba por eso a Freud cuando tenía que ocuparse de cada uno de sus pacientes. Pero, desde luego, si eso no se le escapaba, estaba igualmente fuera de su aprehensión y de su alcance.»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.4
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

Lo primero que comienza definiendo Lacan en esta conferencia es lo «real», y comienza definiéndolo como lo que fundamentalmente se escapa. Nos dice que se escapa, por que es algo que esta fuera de la aprehensión y del alcance ¿Es que como podríamos saber de la realidad humana del paciente así sin mas? Tal realidad es algo escurridiza, no es algo que este a nuestro alcance de buenas a primeras.

«Esto es algo de lo que es preciso decir que es lo que constituye los límites de nuestra experiencia. Qué es, en este sentido, que se pueda decir, para plantear la cuestión de saber qué es lo que está puesto en juego en el análisis: “¿Qué es?”. ¿Es esa relación real con el sujeto, a saber, según cierta manera y según nuestras condiciones para reconocer? ¿Es con eso que tenemos que tratar en el análisis? Ciertamente no. Es indiscutiblemente otra cosa.»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.5
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

El gran problema de toda psicología, es pensar que la realidad humana proviene del punto de vista de algún observador especifico. Ciertamente, esto es lo que termina generando tantas realidades como observadores puede haber, y a la larga una gran confusión respecto a los consensos mas básicos para formalizar las condiciones de una realidad compartida.

Por eso el trabajo del analista se diferencia del punto de vista del psicólogo. Una de las premisas fundamentales del análisis es la atención flotante: el analista debe escuchar sin preocuparse de retener, debe tener una atención equilibrada para todos los temas y sobre todas las cosas, tratar de volver a unificar el resto incoherente en la totalidad del relato.

La observación analítica es el resultado de la regla de la atención flotante, y no al revés. Para poder hacer una observación analítica hay que ser un observador analítico, del mismo modo que con las observaciones de la física y de la biología, se necesitan observaciones físicas y biologicas. Cualquier observador es libre de seguir las reglas que prefiera, hasta inclusive puede no seguir ninguna si asi lo desea.

Como la observación analítica poco y nada tiene que ver con la realidad de la física o la biología, aquí tenemos la primer ventaja de recurrir a Peirce. Si en vez de seguir persiguiendo la garantía del termino de «realidad humana» en la realidad de las sensaciones del cuerpo o de los objetos del universo, optamos partir de la ontología de la Semiótica, entonces se habilita la posibilidad para los psicoanalistas de estudiar la realidad humana como una realidad de signos.

«Y ésa es precisamente la cuestión que nos planteamos sin cesar y que se plantean todos los que intentan dar una teoría de la experiencia analítica. ¿Qué es esta experiencia singular entre todas, que va a aportar en esos sujetos transformaciones tan profundas? ¿Y qué son éstas? ¿Cuál es su resorte?»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.5
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

Lacan se rehúsa a decirnos que es esa otra cosa a la que indiscutiblemente debería referirse la realidad de la experiencia analítica. Si van a la conferencia van a ver que no sigue hablando del tema -¿Se le habrá escapado esa realidad como se le escapo a Freud?-. No obstante, nos dice que el limite desde el cual deberíamos observar no es ni la personalidad del paciente, ni nuestro marco de referencia de la realidad, sino que es indiscutiblemente otra cosa. No nos dice que otra cosa es, pero nos dice que sea lo que sea, siempre es otra cosa.

B) El Efecto Formativo de la Denegación: «La Segundidad de lo Imaginario»

«La reversibilidad misma de los trastornos neuróticos implica que la economía de las satisfacciones que estaban allí implicadas fuesen de otro orden, e infinitamente menos ligadas a unos ritmos orgánicos fijos, aunque comandando seguramente una parte de éstos. Esto define la categoría conceptual que define este tipo de objetos. Es justamente la que estoy calificando: “lo imaginario”, si queremos reconocer en ello todas las implicaciones que le convienen.»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.7
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

Es por eso que en el orden de la segundidad lo imaginario es la actualización de la realidad de esa interacción significativamente fragmentada -accidentada, interrumpida o contradictoria- sobre nuestro organismo. Lejos estamos aun de abordar este problema, dado que debemos continuar con la exposición de los conceptos de pulsión y narcisismo.

No obstante haremos hincapié en los efectos formativos que tienen las interacciones sociales sobre el organismo, ya que es a partir de la satisfacción que el psicoanálisis explica la incidencia del signo sobre el cuerpo.

«El término “libido” es una noción que no hace más que expresar esta noción de reversibilidad que implica la de equivalencia, de cierto metabolismo de las imágenes; para poder pensar esta transformación, es preciso un término energético, para lo cual ha servido el término de “libido”.»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.7
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

Mientras que los procesos instintuales son irreversibles los procesos libidinales son reversibles. La realidad de los organismo biológicos no es la misma que la realidad de las imágenes. Esto también se explica bajo la ley de la entropía, en tanto hay movimiento posibles e imposibles de realizar. Aquello que es imposible para el organismo es posible para las imagenes, y viceversa.

Ahora, existe un punto en que ambas realidades -la orgánica y la imaginaria- se confunden, como sucede en el caso del «señuelo».

«Lo que muestra el estudio de los ciclos instintuales en los animales, es precisamente su dependencia de cierto número de desencadenantes, de mecanismos de desencadenamiento que son esencialmente de orden imaginario, y que son lo que hay de más interesante en los estudios del ciclo instintual, a saber que su límite, su definición, la manera de precisarlos fundados sobre la puesta a prueba de cierto número de señuelos hasta cierto límite de borramiento, son susceptibles de provocar artificialmente en el animal esa suerte de puesta en erección de la parte del ciclo del comportamiento sexual del que se trata.»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.7
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

Del mismo modo concebimos a la interrupción, como efecto formativo de una imagen en el organismo. Tal imagen interrumpe la asociación de ideas en el relato, y se hace mas evidente cuando la contradicción se vuelve mas patente. La paralización del interlocutor, podrá ser histérica -quedarse callado- u obsesiva -perder el hilo-, pero de lo que no cabe dudas es que el organismo esta respondiendo a la voluntad de una realidad alterna regida por el orden de los símbolos.

C) El Testimonio de los Simbolismos: «La Terceridad de lo Simbólico»

«Es cierto que el hombre del público común no parece asombrarse tanto por la eficacia de esta experiencia que sucede enteramente en palabras, y en cierta forma, en el fondo, tiene mucha razón, puesto que, en efecto, ella anda, y que, para explicarla, parecería que ante todo no tuviéramos más que demostrar el movimiento andando. Y ya “hablar” es introducirse en el asunto {sujet} de la experiencia analítica. Es ahí, en efecto, que conviene proceder y saber; ante todo, plantear la cuestión: “¿Qué es la palabra?”, es decir, ¿el “símbolo”?»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.5
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

En el orden de la terceridad, lo simbólico viene a relacionar lo imaginario con lo real -en esto recae la eficacia de la experiencia analítica-. No hace falta explicarla para que funcione, dado que mas bien se trata de capturarla funcionando. Esto explica por que al hablarla, solo podemos introducirnos en ella como asunto o tema -estamos sujetos a su estructura-.

«En verdad, a lo que asistimos, es más bien a un evitamiento de esta cuestión. Y, desde luego, lo que constatamos es que al reducir esta cuestión, al querer no ver en los elementos y los resortes propiamente técnicos del análisis sino algo que debe llegar, por una serie de aproximaciones, a modificar las conductas, los resortes, las costumbres del sujeto, desembocamos muy rápidamente en cierto número de dificultades y de impases, no ciertamente al punto de encontrarles un lugar en el conjunto de una consideración total de la experiencia analítica; pero de ir en ese sentido, vamos cada vez más hacia cierto número de opacidades que se nos oponen y que tienden a transformar en consecuencia el análisis en algo, por ejemplo, que parecerá como mucho más irracional que lo que es realmente.»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.5
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

Un sujeto no solo se identifica por la estructura a la cual pertenece. Si es tal «asunto» sabemos que eso pertenece al genero o especie tal ¿Pero que sucede cuando hay temas que por su irracionalidad se decide no hablarlos?¿Acaso esto simplemente se borra? ¿O engendra una especie de expediente de cuestiones inconclusas? ¿A donde van a parar los asuntos faltantes?

El sujeto del análisis es un sujeto del que no se quiere hablar, es el sujeto del inconsciente, o para decirlo en términos mas formales: es el conjunto o expediente de asuntos inconclusos. Es este carácter inconcluso que da todo su sentido al simbolismo, en tanto es el retorno de dichos asuntos que ya se creían olvidados. Retornan bajo toda una serie de deformaciones que uno creería a simple vista son contradictorias.

Pero es solo por el carácter evitativo y de opacificación que tiene el simbolismo, que sospechamos que entraña un decir de suma importancia.

«Piensen en las contraseñas. Vean, elijo expresamente este ejemplo, justamente porque el error y el espejismo, cuando se habla del tema del lenguaje, es siempre creer que su significación es lo que designa. Pero no, pero no. Por supuesto que designa algo. Pero antes de designar algo, cumple cierta función. Y yo elijo expresamente la contraseña, porque la contraseña tiene esta propiedad de estar elegida justamente de una manera completamente independiente de su significación (…) y, por otro lado, no podemos negar que la contraseña tenga las más preciosas virtudes. Sirve muy simplemente para evitar que los maten.»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.13
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

No es tanto la contradicción que entraña la deformación de los sueños, los chistes o los lapsus, sino la del deseo. El pensamiento latente queda oculto detrás del contenido manifiesto, y hasta se sirve de una contradicción sustituta para ocultar el verdadero dilema. Del mismo modo que una contraseña, el simbolismo es la clave secreta en la cual se encuentra encriptada el asunto inconcluso o el deseo reprimido. Tal contradicción es la llave de acceso al sentido inconsciente de los síntomas neuróticos.

«Ustedes ven ahí mejor lo que distingue el símbolo del signo, a saber la función interhumana del símbolo. Quiero decir algo que nace con el lenguaje y que hace que después de que el vocablo {mot} (y es para eso que sirve el vocablo) ha sido verdaderamente palabra {parole} pronunciada, los dos partenaires son otra cosa que antes. Esto, sobre el ejemplo más simple.»

(Conferencia: «Lo simbólico, lo imaginario y lo real» Pag.13
— 8 de Julio de 1953 – Jacques Lacan)

Y dado que Peirce aporta su teoría del signo desde el punto de vista del vocablo -mot en francés- es preciso que habiendo dominado la comprensión de la representacion de la palabra, avancemos ahora a la palabra hablada -parole en francés-. Para esto deberemos sumar a lo que ya sabemos de Semiótica, los algoritmos de Ferdinand de Saussure que fundaron el estudio moderno de la Lingüística -las dimensiones del significante y el significado-.

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